De acuerdo con su objetivo, a principios de cada año se lanza Wine 8.0, una nueva versión principal y estable de la herramienta más importante para ejecutar aplicaciones de Windows en Linux, más específicamente la capa de compatibilidad de desarrollo, redesplegar la API de Windows a través de ingeniería inversa, permitiendo que las aplicaciones de Windows se ejecuten en sistemas similares a Unix.

 

No hace falta que lo pienses más, porque a estas alturas de nuestras vidas todos sabemos que Wine no es un emulador y para qué sirve. Entre otras cosas, es gracias a Wine que inventos como Steam Play/Proton, dan muchas alegrías a los jugadores de Linux y otras cosas, si cabe, más ambiciosas, pero de desarrollo más lento, por ejemplo como ReactOS, una copia gratuita de Windows.

 

El software libre es uno de los recursos más importantes para la innovación, la riqueza y el progreso tecnológico. Es una parte vital de la economía digital moderna, y una parte cada vez mayor de la vida cotidiana de las personas. Esto se debe en parte a la enorme cantidad de proyectos de software libre disponibles, muchos de los cuales se han convertido en herramientas de plataformas ubicuas y esenciales para el funcionamiento de la tecnología moderna. Uno de estos proyectos es Wine, una implementación de software libre que permite a los usuarios de sistemas como Linux y MacOS ejecutar aplicaciones de Windows en sus equipos.

 

Wine es un proyecto de software libre cuyo nombre es un acrónimo de "Wine Is Not an Emulator", ya que no emula el hardware de Windows para ejecutar aplicaciones de Windows. En lugar de eso, Wine traduce cada operación de Windows a la API de la plataforma donde se está ejecutando. Esto significa que Wine no solo es útil para los usuarios de Linux y MacOS, sino que también puede ser útil para ejecutar aplicaciones de Windows en dispositivos móviles como Android, y en entornos en la nube como Azure y AWS.

 

Debido a la naturaleza de Wine, el proyecto ha pasado por numerosas iteraciones de desarrollo para mantenerse al día con los cambios en el hardware y el software de Windows. Algunos de los cambios más notables se han producido con la llegada de la última versión de Wine, el Wine 8.0. Entre estos cambios se encuentra la migración completa del formato de ejecutables de Wine a PE (Portable Executable) de Microsoft. Esto significa que ahora todos los módulos de Wine se compilan a este formato, lo que ayuda a mejorar los tiempos de ejecución y el soporte de varias características, como la protección contra copia, aplicaciones de 32 bits en equipos de 64 bits y aplicaciones x86 en ARM.

 

Además de esto, Wine 8.0 también incluye el soporte para la capa de compatibilidad Wow64 de Windows, lo que permitirá ejecutar aplicaciones de Windows de 32 bits en Linux. Esto eliminará en parte la necesidad de soporte de 32 bits en Linux, lo que permitirá un rendimiento mejorado para algunas aplicaciones. Este soporte para Wow64 es aún experimental y está sujeto a cambios futuros, pero está muy bien como paso adelante para permitir la ejecución de aplicaciones de Windows en plataformas Linux y MacOS.

 

Por último, Wine 8.0 también incluye numerosas mejoras en la gestión de gráficos, audio y vídeo, dispositivos de entrada, localización, temas visuales, fuentes, integración con el kernel, herramientas de compilación y mucho más. Esto, junto con el nuevo tema "Claro", permitirá a los usuarios de Linux y MacOS disfrutar de una experiencia de Wine modernizada y de mayor calidad.

 

En conclusión, la llegada de Wine 8.0 es uno de los mayores avances para el proyecto y una gran noticia para los usuarios de Linux y MacOS. Las mejoras en la compatibilidad, la integración, los temas visuales y el rendimiento permitirán a los usuarios ejecutar aplicaciones de Windows